Los jóvenes reivindican su hueco en el teatro con la adaptación de ‘Fuegos’ al Calderón

 

Tomaron la palabra, alto, claro y firme, en el último Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle, que reconoció la calidad de ‘Fuegos’ con el premio Estación Norte. Ahora, los casi sesenta jóvenes que forman parte del proyecto La Nave del Calderón reinterpretan el montaje que estrenaron en la Cúpula del Milenio para adaptarlo al espacio escénico del teatro que los vio nacer como ‘navegantes’.

Esta experiencia escénica pivota sobre el concepto de éxodo desde su gestación. Pese a que el mensaje se mantiene intacto, las modificaciones a las que se ha sometido el texto y la escenografía permiten hablar de un «reestreno» para este fin de semana -con dos representaciones, el viernes 26 y el sábado 27, a las que se suman sesiones para escolares- han considerado esta mañana en su presentación el director artístico del Teatro Calderón, José María Viteri; la coordinadora del proyecto y directora de escena, Nina Reglero, y el responsable del espacio escénica, Carlos Nuevo.

Cerca de sesenta jóvenes de entre 16 y 26 años se han entregado durante meses a la búsqueda «su grito generacional», ha explicado Reglero, que asienta el proyecto sobre los pilares de la investigación. «Comenzó como una investigación sobre su propio éxodo, el de los jóvenes, que en muchos casos se ven obligados a abandonar su ciudad natal» para extenderse a las migraciones de los españoles durante y después de la Guerra Civil, visión que se ha enriquecido con la participación en ‘Fuegos’ de ocho miembros de La Nave senior. Referencia inevitable en esta reflexión escénica sobre el éxodo es el drama de los refugiados de guerra y de los apátridas que se ejemplifica en el testimonio, engarzado en el montaje gracias a los medios audiovisuales, de una joven palestina que tuvo que dejar su tierra a los 17 años.

«Dicen que los adolescentes no somos muy expresivos pero aquí lo soltamos todo», ha defendido Patricia, una de las navegantes embarcadas en el proyecto que hace teatro por jóvenes y para jóvenes, porque «¿quién conoce nuestras inquietudes, quién sabe lo que sentimos y lo que nos interesa mejor que nosotros?». Y son ellos mismos los autores del texto, los compositores de la música -«que siempre se interpreta en directo», ha recalcado Reglero- y de las coreografías, trabajos que en su última fase cuentan con la colaboración de Lola Blasco, Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016, en los arreglos del texto, y de Manuela Barrero en la danza.

El lenguaje escénico se adapta al Calderón sin renunciar a un texto «ácido, durísimo y bellísimo a la vez», según la directora de escena. Las variaciones, explica, son patentes «en un diseño de iluminación que nos permite focalizar acciones, en un lenguaje escénico más codificado o en la introducción de audiovisual» que, incluso, permiten enriquecer la historia «con la inclusión de dos momentos emocionales potentísimos que no pudimos representar en la Cúpula».

Tercer proyecto de La Nave

Fuegos es el tercer montaje creado por La Nave del Teatro Calderón, artífice de la muestra abierta Metamorfosis y de la propuesta basada en textos de Shakespeare Green Eyed Monster. Se trata de un proyecto para jóvenes de entre 16 y 26 años que acoge e impulsa el Calderón bajo la coordinación de Nina Reglero que aborda múltiples disciplinas escénicas desde todas las perspectivas. Los ‘navegantes’ experimentan con la escritura, la interpretación, la dirección escénica, la danza; pero también trabajan detrás del escenario: ellos mismos participan en el diseño de los carteles y de las imágenes e, incluso, en la promoción de sus obras.

El trabajo previo a cada producción se basa en una investigación que parte de las propias experiencias e inquietudes. Divididos en tres grupos de unas veinte personas, los jóvenes conversan (los lunes o los martes, según su turno) sobre aquello que les preocupa para hacer una puesta en escena común los sábados por la mañana, momento en que La Nave cuenta con su tripulación al completo. Es la dinámica de un proceso que se alarga meses -ocho, en el caso de Fuegos- para dar voz a un segmento que, también en el campo del teatro, quiere sentirse escuchado.