De la soledad y la generosidad

Esther Duque

Hay sentimientos en la vida que van ligados a la evolución como personas y que cuando se es joven marcan más que nunca. Cuando oyes o ves en los informativos cómo el acoso escolar lleva a que estudiantes no quieran seguir yendo cada día al instituto es absolutamente lamentable y muestra el fracaso de la sociedad.

Sí, porque hemos sido incapaces de mostrar cómo el hacer daño a los demás influye en su entorno, en aquellos sobre los que se infringe el mal.


No es normal que los padres, que los profesores, que los compañeros/as de aula no se muestren ante las injusticias. Podemos achacarlo a la falta de referentes y a las RRSS, cómo la inmediatez, el postureo, la falta de principios verdaderos va del lado de la verdad y la sensibilidad. Pero eso no nos exculpa. ¿Qué está pasando? ¿Cómo vamos a evolucionar?


La soledad a la que se enfrentan las víctimas es tan inmensa que se ahogan en el día a día. No existen apoyos. Ahora sí, vuelven a estar de moda las enfermedades, o la salud mental. Pero, ¿qué pasa en realidad? Si en municipios como el mío hay problemas para que venga un pediatra y en localidades más lejanas como Aguilar de Campoo tienen que conformarse porque nadie quiere atender a las personas de esa zona por falta de motivación, sueldos bajos… ¿Qué ocurre cuando se pretende buscar un apoyo psicológico? Que las listas de espera son interminables.


Sí. Para evitarlo: la generosidad. El hecho de dejar parte de nuestras vidas para pensar en lo que pueden desear o lo que podemos enseñar a los demás. El ejemplo de Blanca Ruth y el instituto de Venta de Baños o lo que muestran las redes sociales de las actividades en varios centros de la capital y la provincia de Palencia explican que sí se están haciendo cosas, que hay PROFESIONALES que quieren cambiarlo. Pero solos/as no pueden. El cambio debe partir de una generosidad del interior. Es imperativo que comience con la ‘cabeza’ de quién piensa las políticas educativas y ‘acabe’ por decirle a los padres y madres que no estamos criando perros a los que mimar. y dejar mear en las esquinas sino seres humanos que conviven en una sociedad en la que la riqueza está en dos parámetros: la diversidad y la libertar.
Tenemos tiempo de cambiar muchas cosas.