“El acoso tiene rostro y cara y hay que visibilizarlo”

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Por Almudena Álvarez

En Castilla y León el acoso escolar se redujo el último curso escolar 2022-23 un 15,6 por ciento, con 54 casos confirmados, diez menos que el curso anterior. También descendió el ciberacoso, con 35 casos, 40 menos que en el curso 2021-22, es decir un 53,3 por ciento de descenso, según los datos de la Consejería de Educación.

Sin embargo se comunicaron más incidencias en los centros de la Comunidad, 743 frente a las 686 del curso anterior. De ellas 581 se produjeren en centros públicos y 162 en concertados. Estas incidencias afectaron a 13.954 de los 345.927 alumnos de todos los ciclos no universitarios de la Comunidad, lo que representa el 4,03% del alumnado frente al 3,24% del curso anterior. Con estos datos sobre la mesa las asociaciones que trabajan en la prevención y el tratamiento del acoso aseguran que sigue habiendo mucho trabajo por hacer porque aunque haya descendido el número de casos, estos son cada vez más complejos y más graves ya que salen fuera del aula, y además tienen protagonistas cada vez más jóvenes.

La Asociación Palentina de Apoyo a Víctimas del Acoso PAVIA, que se creó hace doce años en Palencia para prevenir el acoso escolar y laboral, informar, asesorar y apoyar a las víctimas y a sus familias, pone el foco en el silencio. “El silencio es un doble acoso”, asegura su presidenta, Pilar Izquierdo, que acaba de tomar el relevo a Lucía Vargas, una de las fundadoras de esta asociación que fue pionera en Castilla y León.

Izquierdo recuerda que el acoso es “un hostigamiento sin tregua, un tipo de violencia física, verbal y por omisión, porque también se acosa cuando no se hace nada y se mira hacia otro lado”, asegura. De hecho, “lo más fácil es mirar para otro lado”, sostiene.
Por ello anima a evitar el silencio asegurando que “el silencio es el peor cómplice del acosador”.

Y pide a los compañeros que colaboren y hablen con profesores, familiares y otros compañeros.
“La participación de los compañeros es muy importante para poner voz a ese silencio, para que no sean cómplices en una situación de acoso”, insiste.

Tendencia a casos de acoso más graves

En esta asociación están comprobando cómo la tendencia es de casos cada vez más complicados y con más aristas, que traspasan el aula y los espacios de ocio y que no dejan descanso, ya que se extienden a través de las redes sociales y las nuevas tecnologías. “Los casos son cada vez más complicados, requieren una intervención prolongada en el tiempo, trascienden de la escuela porque las víctimas se lo llevan a casa”, afirma la psicóloga de la asociación, Susana Moreno.
De hecho, como añade la presidenta, “el ciberbullyng es el acoso más invisible y más dañino”. Por eso es fundamental que los padres estén alerta por si ven cambios de comportamiento, y cosas que no son normales en la conducta diaria de sus hijos. Pero además consideran que todos los esfuerzos para prevenir y erradicar unas conductas que cada vez son más graves, deben dirigirse a los compañeros de la víctima y del acosador, poniendo el énfasis en los espectadores, en el papel tan importante que tienen los compañeros.

Definir mejor el protocolo de actuación contra el acoso

Desde PAVIA reconocen el trabajo de la Sección de Convivencia escolar de la Junta, pero ven necesario resaltar que hay casos que el protocolo no define como tal y que debieran considerarse a tenor del sufrimiento que presentan escolares y sus familias. Aseguran que en algunos casos no se abre protocolo, y que algunas familias que acuden a PAVIA reclaman más comunicación y trasparencia cuando este protocolo se pone en marcha. Consideran por ello que es necesario seguir trabajando en ese protocolo, definirlo mejor para que sea más efectivo, que las familias tengan la certeza de que los datos que se recogen coincidan con lo que su hijo está sufriendo. Que los profesionales estén formados y tengan criterios unificados a la hora de poner en marcha o no los protocolos.

Cuando el tutor pone en conocimiento del centro un caso de acoso se pone en marcha todo un protocolo con medidas de observación y mediación. Pero a veces sucede que los docentes saben lo que pasa en la clase pero no tienen herramientas para manejarlo, lo que les lleva a “una sensación de impotencia”, señala la psicóloga de PAVIA. Confirman el interés de los centros educativos en abordar este tema, pero también que, en muchas ocasiones los casos de acoso no llegan a las estadísticas o al protocolo de acoso. O que la entidad del acoso no llega, y cuando llega al tutor la situación está desbordada. “Cuando solo se interviene desde un lado, no hay colaboración de las familias o del resto del alumnado, la impotencia es enorme”, continua la psicóloga. Por ello es fundamental la información y la formación pero desde muchas áreas con una intervención multidisciplinar, y abordando el problema desde la víctima y el acosador. “No se trata de hacer un abordaje puntual con charlas puntuales, hay que hacer un abordaje más completo que cambie la dinámica que da pie al acoso”, sostiene la psicóloga.

Figura del coordinador de bienestar. Además, desde esta asociación también apuntan que la nueva figura del coordinador de bienestar carece en muchos casos de la suficiente formación y no dispone de tiempo en su horario.

Según la presidenta de la asociación, podría ser más efectivo que esta figura de coordinador la ejerciera una persona externa al centro, “porque normalmente las escuelas tienden a minimizar el problema porque es una cuestión de prestigio”.

En este sentido, considera que habría que premiar a las escuelas que cumplan y apliquen los protocolos, que pongan en marcha el protocolo en toda su dimensión y de una forma profunda para intentar atajar el problema. “Hay que premiar a las escuelas que aborden el problema cara a cara, no que lo escondan y lo tapen”, sostiene.

Seguir sensibilizando y formando. Por último, desde PAVIA insisten en que es necesario seguir sensibilizando y formando a los alumnos, a las familias, a los docentes y a toda la comunidad educativa. “En casa tenemos un papel principal en la prevención de la violencia escolar, y en los centros educativos los docentes deben contar con los recursos necesarios para hacer frente a las diversas situaciones”, resume Pilar Izquierdo. “Todos debemos estar muy atentos, y desde luego nunca hay que mirar para otro lado”, incide.

En definitiva desde esta asociación insisten en que hacen falta más recursos, más profesionales, y coordinadores independientes que no sean del centro, que sean profesionales externos para que no pierdan la objetividad. Y aseguran que, aunque hay que ser prudentes, en general, tras una buena intervención, se logra que la situación de estos niños o adolescentes y sus familias mejore.