En Castilla y León, el proceso de emancipación juvenil avanza con lentitud, enfrentando importantes barreras que dificultan el acceso de los jóvenes a una vida independiente. Según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, la tasa de independencia residencial juvenil alcanzó el 15,8 % al cierre del segundo semestre de 2023, mostrando un leve incremento respecto al año anterior, pese al aumento en los precios de la vivienda y el desempleo. Este avance representa una mejora de 0,49 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año pasado y se traduce en la emancipación de 2.236 jóvenes más. Sin embargo, la tasa sigue siendo inferior al promedio nacional, que se sitúa en el 17 %, lo que evidencia el lento progreso en la Comunidad.
El acceso a la vivienda: una barrera cada vez más elevada
La dificultad para encontrar una vivienda asequible continúa siendo el principal desafío para los jóvenes en Castilla y León. En 2023, el alquiler alcanzó una mediana de 616 euros al mes, marcando el precio más alto registrado en la comunidad. Este coste representa el 63,6% del salario neto medio de una persona joven, dejando solo 351,93 euros disponibles para cubrir otros gastos si se desea vivir en solitario.
Segovia es la provincia donde resulta más caro alquilar, mientras que Zamora ofrece los precios más bajos, reflejando las grandes disparidades en el mercado regional. Para quienes buscan adquirir una propiedad, la situación es igualmente compleja: el precio medio de compra se sitúa en 107,310 euros, obligando a una persona joven a destinar 2,8 años de salario íntegro al pago inicial. Además, la hipoteca podría consumir hasta el 49,9 % de sus ingresos, lo que los coloca en una situación de sobre endeudamiento y refuerza la tendencia hacia el alquiler compartido.
Economía juvenil: desempleo y precariedad laboral.
El empleo sigue siendo otro factor determinante. A finales de 2023, la tasa de desempleo juvenil en Castilla y León ascendió al 20,3%, un aumento de casi dos puntos frente al año anterior. Aunque esta cifra se mantiene por debajo de la media nacional, la precariedad laboral y los contratos temporales limitan las opciones de emancipación. Se observa además una brecha de género: mientras que un 66,6% de los hombres jóvenes cuenta con contrato indefinido, solo el 55% de las mujeres jóvenes goza de esta estabilidad. Por otro lado, el 51% de la juventud permanece inactiva, es decir, no trabaja ni busca empleo, lo que revela un alto nivel de desmotivación e inactividad en el grupo de edad entre 16 y 29 años.

Características de los jóvenes independientes.
La mayor parte de los jóvenes que logran emanciparse optan por el alquiler como medio para residir fuera del hogar familiar. Sin embargo, la proporción de hogares unipersonales ha disminuido, inclinándose los jóvenes a vivir en pareja o a compartir vivienda con personas ajenas a su núcleo familiar.
Aunque menos frecuente, el régimen de propiedad mediante hipoteca sigue siendo una opción para el 21,7% de los emancipados, a pesar de las dificultades económicas y el alto porcentaje de ingresos destinados a la vivienda. Para algunos, el alquiler compartido es la única opción viable, ya que permite reducir costes en un contexto donde los suministros de vivienda (agua, electricidad, gas) aumentaron un 13,9% en solo un año.
Relación entre educación y emancipación.
La formación académica juega un papel importante en la capacidad de independencia. Los jóvenes con estudios superiores muestran una mayor tasa de emancipación (19,6%) en comparación con quienes tienen estudios secundarios. Sin embargo, sorprendentemente, aquellos que solo poseen estudios secundarios obligatorios presentan una tasa de emancipación del 36,9% entre quienes no continúan estudiando. Esto sugiere que, en el actual contexto económico, muchos jóvenes se ven obligados a buscar trabajo lo antes posible, reduciendo sus oportunidades de formación, y aceptando condiciones laborales menos favorables en su intento de obtener independencia.
Emigración juvenil y retos de futuro.
La presión económica y laboral lleva a muchos jóvenes de Castilla y León a buscar oportunidades fuera de la comunidad. En 2023, más personas jóvenes abandonaron la región hacia otras comunidades autónomas que las que llegaron, reflejando una preocupante tendencia de fuga de talento juvenil. Este movimiento migratorio no solo reduce el capital humano de la región, sino que afecta a su desarrollo económico y social, amenazando el equilibrio demográfico de Castilla y León.